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miércoles, 28 de enero de 2015

El ruido y el silencio




En la Inglaterra de finales del siglo XX existió un actor teatral llamado Wilfred S. Newman que alcanzó la fina frontera que separa el éxito del fracaso la noche de un 14 de Noviembre de 1995.  

Aquella noche se estrenó en Londres una obra sublime, llamada “La Metáfora Chinesca”, que desapareció del cartel al día siguiente de su estreno. Se trataba de un monólogo en el que Wilfred iba desentrañando entre juegos de sombras y fondos de escena las mentiras de una sociedad, la de finales de siglo, que se iba consumiendo en su propio espejismo. Todo ello formaba parte de un viaje con doble lectura, la social y la individual. La de una sociedad decrépita y la de un ser humano confuso y perdido en un juego de espejos, creado y mantenido por sí mismo, que de pronto se topa con la realidad.


La noche del estreno Wilfred hizo el papel de su vida. Durante una hora y media consiguió sacar el alma de los espectadores para llevársela consigo en aquel viaje a los infiernos. El teatro estaba lleno, bueno casi. Una butaca esperaba solitaria la llegada de Alan Stuart, reputado crítico teatral, que no apareció hasta los últimos cinco minutos de función. Según parece, Alan tenía el encargo de realizar el análisis de aquella obra para publicarla al día siguiente. Pero esa noche, unas horas antes del estreno de “La metáfora chinesca”, Alan se topó con una jovencita llamada Severinne. No sabemos cómo ocurrió la historia, pero el caso es que Alan y Severinne yacieron aquella tarde-noche. Y fue por ello por lo que llegó muy tarde al teatro. Por cierto, Alan estaba casado y muy bien casado.


Los pocos afortunados que pudieron contemplar el espectáculo quedaron petrificados al caer el telón. No eran capaces de volver a sus butacas. Físicamente estaban allí, pero otra parte suya aún vibraba por la sala. Eran incapaces de reaccionar. El telón subió y salió Wilfred. El teatro continuaba enmudecido. Volvió a bajar y continuó el silencio. Subió de nuevo, allí estaba el pobre Wilfred con los ojos empañados ante aquella reacción. Silencio. Quietud. Aquella sala era la nada rellena de carne. El pobre actor, con el corazón encogido, angustiado, no sabía lo que hacer.

Un señor se levantó de su butaca y salió despavorido. Era Alan. Para el crítico todo estaba claro, la obra era un fracaso absoluto. Solo tenía que hacerse con la sinopsis del espectáculo  para construir una crítica artificial plagada de frases comunes y predecibles. Era evidente que aquel no iba a ser su mejor trabajo, pero al menos podría evitar que se destapara su affaire con la jovencita Severinne, y para él, eso era lo más importante.


Los pasos acelerados de Alan en la sala hicieron reaccionar al público, consiguió despertarlos. Unos minutos después, cuando Alan ya estaba muy lejos de allí, probablemente corriendo al encuentro con Severinne, la sala comenzó a aplaudir de una forma indescriptible. Era una ovación incomparable, de una emoción mayúscula, que convertía al público en devotos incondicionales de aquel hombre, de aquel actor, de aquel mago, de ese gurú que les había mostrado algo que hasta entonces no conocían. 

Treinta y cinco minutos duró el éxtasis. Durante todo ese tiempo nadie dejó de aplaudir, de llorar, de gimotear, nadie miraba atrás, a los lados, solo al frente, solo a Wilfred. En ese momento era Dios, o eso parecían decirles sus corazones.


A la mañana siguiente apareció una brutal crónica contra la obra en el periódico más prestigioso de la ciudad. La firmaba Alan Stuart.
Las siguientes funciones fueron canceladas, la obra desapareció y Wilfred S. Newman cayó en el olvido. Dos meses después, tras un infarto, murió cuando su corazón se negó a seguir cargando con tanta pena.



En la España del siglo XXI las tecnologías nos permiten acceder a la información de una forma que nunca antes habíamos tenido ocasión de experimentar. Es fabuloso que la corriente informativa esté abierta para todos y que todos puedan participar en ella absorbiendo o nutriéndose. Pero también es ahora cuando la capacidad de discernimiento y el trabajo comparativo entre fuentes se hace más acuciante. De nada sirve tener la oportunidad de conocer la verdad si no somos capaces de distinguirla, y para ello hay que buscar, comparar, experimentar y, aun así, dejar un espacio para la duda.

La radio, la televisión, los periódicos, internet… usted tiene a su alrededor un sinfín de herramientas que le posibilitan acceder a algo que todas las generaciones anteriores no han tenido. Pero en esta vida nada es gratis, y para sacar provecho de ello siento decirle que tendrá usted que trabajárselo. Porque si no lo hace se convertirá en un ignorante aún mayor que el que no sabe, ya que sin saber, creerá saber.

No se apure, pero sea consciente de que es muy fácil tratar de engañarle. De no ser así, usted sabría desde la primera línea de este artículo que Wilfred S. Newman, Alan Stuart  y la joven Severinne nunca existieron. Bueno sí, nacieron en la volátil cabeza de aquel que les mintió para advertirles sobre la mentira.


martes, 4 de noviembre de 2014

Los ladrones vuelven a la oficina










Puede que no suene muy modesto, pero es justo reconocer que una vez más este medio ha conseguido hacerse con una de las exclusivas más importantes del año, ¡muérete de envidia Pedro J. and company (o ex-company)!



Gracias a la colaboración de un grupo de confidentes que desarrollan su labor en las oficinas centrales del PP, hemos podido averiguar que el equipo de Mariano Rajoy está preparando un plan para acabar de una vez por todas con la corrupción en su partido. Por respeto y prudencia ante posibles represalias vamos a mantener en el anonimato a nuestros tres confidentes, aunque, como de bien nacido es ser agradecido, no queremos cerrar el párrafo de entrada sin ofrecerles a Jose Luís García Nonadado (de recepción), Antonio Lamuela Mesaca(Secretaría de eventos) y Ana  Pordi Oslodigo (Mantenimiento del edificio) nuestro más sincero agradecimiento. ¡Muchas gracias chicos, y no os preocupéis, en este medio somos muy serios y jamás revelaremos nuestras fuentes.





La conversación que vamos a transcribir a continuación tuvo lugar esta misma semana durante la reunión de urgencia que el Presidente de España convocó en la sede de su partido tras conocer los resultados de las últimas encuestas electorales. En un alarde de talento e inmediatez sin parangón, Don Mariano, alias el cadáver andante (mote éste que circula a sus espaldas entre sus más íntimos colaboradores), expuso una revelación surgida en la madrugada de la noche anterior.



Como siempre ocurre con las ideas más brillantes, el señor barbudo y Gallego recibió la visita de las Musas en el momento más inesperado, justo cuando sus parpados acababan de claudicar ante Morfeo entre sábanas de seda y páginas del Marca (¡Qué gran costumbre española  la de la lectura reposada e intelectual antes de dormir!) Pues bien, fue en ese mismo instante cuando el Presidente dio un respingo tan brutal que, sin saber cómo, se encontró a sí mismo incorporado en el lecho y susurrando el titular de su gran idea: “La oficina anticorrupción”. 


Lo más difícil ya estaba hecho, ahora solo tenía que desarrollar algunos detalles con su equipo y poner en práctica este regalo del cielo que a buen seguro supondría un vuelco a su favor en las encuestas. … o eso pensaba él.







El día siguiente. Despacho del presidente.



Toc, toc



Cospe - ¿Se puede, Presidente?


Mariano- Pasa Marilola, y dile a los demás que entren también.

Entran al despacho Arenas, Cospedal, Montoro, Soraya, Mato y un niño con pinta de pijo redomado.

Mariano- ¿Y el resto, donde coño están? Dije que era una reunión importante y quería que acudierais todos.


Arenas- Es que tu despacho sa quedao chico, picha. Aquí no cabemos má.


Mariano- Tienes razón Javi, habrá que hacer otra reformilla, ¿Quién lleva ahora lo de la caja B?

Todos comenzaron a silbar


Mariano- Bueno, ya veo que no estamos muy colaboradores. Vamos a dejar las obras para más adelante y centrémonos en lo que nos ha traído aquí, sentaos.


Nico- ¿Te importa si nos hacemos una foto antes de empezar, es para mi facebook?


Mariano- Ahora no, niño. Tú vete a esa esquina y juega con el puzle que se dejó el otro día La Botellita, está a medio hacer.


Nico- Jooooo, es un rollo, solo tiene tres piezas, y además ¡yo quiero estar con los mayores!


Arenas se levanta y le suelta un guantazo en la trasera de la testa que lo manda directamente a la esquina.


Arenas- ¡y la polla el niño! ¡Tú te pones donde te diga el jefe… o donde te diga Mariano que, por el momento, para el caso es igual.


Mariano- Gracias Javi.


Montoro- Perdona Presi pero si no te importa comenzamos ya, tengo un poco de prisa porque estamos terminando de perfilar un ligero repunte en los tramos de imposición de gravamen sobre la población que ostenta cargo de beneficio medio.


Mariano- (con las cejas pegadas al techo) …¿eeeeeeeeeeehhhhhhhh, qué cualo…?


Soraya- Subida de impuestos para los currelas, Mister.


Mariano- ¡Subida de impuestos! ¿pero no me habías prometido que los bajaríamos?


Montoro- Y así será (en ese momento comenzó a crecerle la protuberancia que sostiene la parte central de las gafas)


Mariano- ¿Entonces no hay “ligero repunte”?


Montoro- Sí, eso sí, pero de subir los impuestos nada (Y crecía más y más)


Mariano- …eeehhhh…bueno, da igual, haz lo que te salga de los cojones porque nunca entiendo lo que dices.


Mato- Ni tú ni nadie.


Montoro- Tú mejor calladita, no sea que me ponga a rastrear entre Jaguar y confetis


Mariano- Bueno, ¡ya está bien! (y queriendo imponerse ante sus lacayos, asesto un violento golpe con la diestra sobre la mesa)(algo a lo que no está muy acostumbrado)





Una hora después. Mariano prosigue la reunión con la mano derecha enyesada.



Mariano- El plan es el siguiente. Vamos a crear una oficina interna para atajar y eliminar los problemas de corrupción que están llevando al partido a la ruina.

Aplausos generales.



Mariano- No vamos a consentir ni un gramo de corrupción en nuestras filas. Seremos tajantes y constantes con este tema.


Cospe- … pero, Mariano, ¿con carácter retroactivo?... porque te recuerdo que en Castilla la Mancha la campaña fue…


Mariano- Bla, bla, bla… lo pasado, pasado. Bien es cierto que quizás, es posible, a lo mejor, puede que de una forma inocente, inconsciente, sin mala fe, nos hayamos confundido un poquito con eso de las financiaciones y tal… pero, lo que no vamos a consentir de ninguna forma es la corrupción.


Mato- …hombre, yo lo de la Gurtel… que quieres que te diga… yo no sabía nada de…


Mariano- Nada, nada,  Ana, no te disculpes. Eso son tonterías. ¿Cómo ibas a saber tú que los lujos que alguien pagaba y que no procedían de tus cuentas corrientes estaban siendo financiados por esa gentuza?... Tú has sido una víctima, Ana, igual que nosotros. Te fías de la buena voluntad de la gente… y luego pasa lo que pasa. Pero, ya te digo, no te preocupes por esas minucias. Eso sí, lo que no vamos a consentir de ninguna forma es la corrupción.


Montoro- Presi, ¿y con los de las amnistías qué hacemos?  Sabes tan bien como yo que quien no cumple con hacienda y es perdonado seguramente volverá a…


Mariano- Ni mucho menos Cristobalillo. Esa gente de la que hablas es la que está creando riqueza en nuestro país. La que se parte los cuernos día a día por crear minijobs para nuestros jóvenes y adultos… que de vez en cuando sacan algún dinerillo fuera de España…hombreeeeeee… ¿a quién no le gusta tener unos ahorrillos por si surge un imprevisto?. No, no, no, de ninguna manera. Esta gente es nuestra gente, la generadora de empleo, y no la podemos asustar. Pero, una cosa te digo, eso sí, lo que no vamos a consentir de ninguna forma es la corrupción.


Soraya- Veras Presi, yo no quiero aguarte la fiesta, pero si empezamos a sacar los trapos sucios que tenemos en los ayuntamientos, diputaciones y comunidades autónomas…


Mariano- ¡¿Trapos sucios?!... ¡qué disparate!  Nosotros no tenemos eso que usted dice que tenemos, salvo alguna cosa, quizás. No vamos a ir a por todos esos compañeros que se han partido los huevos por defender este gran país desde las instituciones….que sí, que ya sé que algunos asuntillos han sido un poco raros en eso de las concesiones y los regalitos para acá y para allá, pero, tampoco generalicemos. Seguramente, un veinte o treinta por ciento de la actividad que han desarrollado durante todos estos años ha sido correcta… o no del todo incorrecta… o cuanto menos, si algo se han llevado, a lo mejor no ha sido mucho… en fin, que no, que ni hablar del peluquín, que estos son nuestros compañeros y amigos, y a esos no se les toca. Pero también te digo una cosa, eso sí, lo que no vamos a consentir de ninguna forma es la corrupción.





Unas horas después Mariano estaba nuevamente en el lecho, vencido física y mentalmente tras debatir con su equipo el plan estrella para vencer en las próximas elecciones.  Con los parpados a media asta, con el Marca resbalando entre sus manos y entrando ya en el palacio de los sueños felices… las Musas volvieron a visitarle. Esta vez su mensaje fue mucho más claro y rotundo que el de la noche anterior. Las Musas se pusieron frente a él para gritar al unísono: “¡¡¡Tú eres gilipollas!!!”


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