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viernes, 2 de agosto de 2013

Una orgía por España





Moncloa. 03:57 A.M.

·        ¿Un poco más de Brandy, Alfredo?

·        Venga, pero por lo menos en esto sé generoso…

·        Muy gracioso, a que dimito y convoco elecciones.

·        No jodas Mariano, que no está el horno para bollos.

·        Dímelo a mí. La cosa se nos está poniendo muy fea. A Pedro J. lo tenemos perdido…

·        …Por ahora, dale tiempo…

·        Eso es precisamente lo que no tengo…bueno, tenemos.

·        A mi no me metas, yo ya me comí mi marrón con Zapatitos.

·        Sí, pero esto es peor, la gente se está dando cuenta de lo nuestro, y yo ya no sé que cara poner para disimularlo.

·        Indiferencia, Mariano, indiferencia. Tenemos la obligación de mantener en secreto esto por el bien de todos.

·        Y de nuestro futuro…

·        También...

·        …Ya, pero…

·        ¿Qué?...¿que es lo que te inquieta tanto? –dice Alfredo cogiéndole la mano-

·        …pues que ayer… parecía tan real todo aquello que me dijiste en el Senado…

·        Vamos Mariano…no digas eso, sabes que siempre soy muy flojito en las réplicas, se ha dado cuenta hasta el grupo Prisa, yo más no puedo hacer.

·        …Lo sé Alfredito, lo sé, pero no te puedes imaginar lo sólo que me siento con tanto ataque.

·        Siempre me vas a tener ahí, por eso no te preocupes, pero es que…

·        ¿Qué?, ¿tu también?

·        Coño, Marianete, no me negarás que has sido un poco cazurro en todo esto. Mira a la Espe, ¿es que no aprendiste nada de ella?... si no es por lo que has hecho, al fin y al cabo ¿Quién no cae en la tentación de vez en cuando?.

·        Me he confiado Alfred, lo sé.

·        Ya te dije que el Luis no era de fiar, que a las primeras de cambio se pondría a cantar.

·        … Jo, con lo bien atadito que lo tenía todo, como la he jodido.

·        Y que lo digas. De todas formas olvídate de eso, ahora toca aguantar mientras diseñamos una campaña de lavado de imagen.

·        ¿mía o tuya?

·        No empieces, Marianín, ¿qué importa quien traiga el sueldo a casa?

·        Alfredo…

·        ¿Queeeee?

·        … ¿Tu me quieres…

Llaman a la puerta.

·        ¿Quién será a estas horas Alfredo? Tengo miedo.

·        Tranquiiiilo, hombre, es Rosa la he invitado yo.

·        ¿Rosa?, ¿pero tú te has vuelto loco? ¡¡Es el enemigo!!

·        Ves como no te enteras de nada…

Alfredo abre la puerta.

·        Hola Chicos. He traído el perro, espero que no os importe.

·        Mientras no se mee en la alfombra. –dice Alfredo-

·        Más debería preocuparos lo que pasa debajo de la alfombra que lo que ocurre encima. Además no os preocupéis que es muy obediente… ahora veréis….¡Cantó, haz tonterías!. 

Obedientemente el perro comienza a hacer todo tipo de idioteces.

·        Mira que es tonto este perro, Rosa.

·        Alfredo, no te metas con él, que es muy majo.

·        Sí, si, lo que tú quieras…Anda pasa al salón….pero, Mariano ¿Se puede saber que haces?

Asustado el pobre Mariano se ha subido al sillón.

·        ¡A mí que no se acerque esa fiera! ¡Y que no toque a mi Montorito!

·        No te preocupes, hijo, que Montorito no sale de debajo del sofá – le dice Alfredo ayudándolo a bajar y a sentarse-

·        Bueno, ¿y esta que quiere? –pregunta Mariano de malos modos-

·        Pues que va a querer, su parte como todos.- responde Alfredo-

·        Coño, a este ritmo solo falta que vengan los rojos también.

·        Eeeeeh,  a esos ni agua.

·        Pues como no espabiles…-dice Rosa-

·        Claro querida, ahí es donde entras tú.- le dice Alfredo invitándola a una copa-

·        ¿Estas insinuando lo que yo creo que estas insinuando? – Grita Mariano furioso-No pienso compartirte con nadie.

·        Vamos Mariano, Rosa es como de la familia, y al fin y al cabo lo nuestro…

·        ¿Qué?, lo nuestro ¿Qué?

·        No estamos pasando un buen momento, y tú lo sabes. Venga hombre, déjate llevar, será divertido…

·        No sé, no sé. .. Bueno de acuerdo, pero prométeme una cosa.

·        Lo que quieras.

·        Prométeme que a ella no la besarás.

·        Está bien… pasemos dentro, allí estaremos más cómodos.

Los tres se marchan del salón dejando solos a los dos perritos. Cantó tratará de montar a Montorito, pero el segundo le engañará vilmente haciéndole creer que follar consiste en meter la pichurra en la chimenea. Por supuesto, Cantó le cree.

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